El final de una relación es una experiencia que la mayoría no ha pensado que le tocaría vivir, nadie se casa con la idea de un divorcio, se tiene la idea de estar toda la vida con esta persona que es la pareja y de pronto nos vemos ante una realidad diferente ”la ruptura”. 

Algunas veces ambos tratan de sostener la relación y por mucho que lo intenten no lo logran y terminan lastimándose aún más y agotando todas las instancias conocidas y posibles según los recursos disponibles, pero sin lograr reavivar la relación y tener un hogar funcional y saludable.  

En caso de que estés atravesando una crisis en tu relación, te recomiendo que busques ayuda profesional para lograr resultados eficaces, acciones más asertivas, menos daños en los intentos, ya que en la gran mayoría de las situaciones es posible sanar la relación.  

Pero si estás leyendo este artículo, quizá tengas una decisión tomada o fue tu pareja quien tomó la decisión de terminar con la relación y te encuentras frente a una serie de interrogantes, los amigos y conocidos te bombardean con consejos dejando cada vez más dudas y mayor inseguridad. 

Son circunstancias en las que sentimos miedo, inseguridad, el futuro que teníamos imaginado ya no está y pareciera difícil imaginar un nuevo camino, un futuro diferente… Y literal, sentimos que el mundo se nos cayó, todo lo que teníamos construido se está derrumbando. 

Te invaden emociones que te roban tu energía y tranquilidad, no te permiten tener una comunicación con tu pareja (expareja) lo que dificulta las negociaciones de los tratados legales de la separación y está afectando la conducta de tus hijos. Y a todo esto se suma una serie de perjuicios que esto trae consigo en el ámbito profesional, laboral y de salud. Pero si… 

…cambiamos nuestra mirada a esta experiencia y lo vemos como un comienzo? 

Lo miramos como el momento para comenzar a darte una oportunidad de sanar tus heridas, de conocerte, de reinventarte 

 
¿Cómo poder hacer eso si ahora solo hay dolor luego del divorcio? 

Ese es el primer paso de este comienzo del que te hablo, sanar tu dolor, superar la ruptura, bajo un nuevo paradigma, una nueva visión de lo que estás viviendo y de tu futuro. 

Soltar las cargas emocionales negativas que te condicionan, sanar todas estas emociones como el enojo, la rabia, el desprecio para que fluya una comunicación para bien de los dos y de los hijos. 

Aprender a mirarte nuevamente y construir una autoestima saludable para que se disipen las percepciones de soledad y recuperes tu valía y poder para construir una nueva realidad, pero desde el equilibrio, desde un sentimiento de plenitud.  

Las lecciones de las experiencias no aprendidas se vuelven a repetir.  

¿Quieres aprender y sanar o prefieres seguir sin aprender y repetir la experiencia? 

Aprender y sanar es a pesar de todo liberador, es maravilloso, es para valientes como tú, que te haces cargo y responsable de ti.  

Ahora es el momento de hacer este aprendizaje y sanar tus heridas…