Sentía una desesperación y ansiedad que no me dejaban vivir tranquila, a todo tiempo pensaba en las cosas que me molestaban y no podía dejar de pensar en eso y concentrarme en las cosas lindas de la vida. Sentía miedo a la soledad, al fracaso, a la infelicidad.
Con el transcurso de las terapias iba comprendiendo muchas cosas, como por ejemplo aceptarme como soy y las cosas que pasan a mi alrededor, que solo soy responsable de mis acciones y que no puedo exigir a los demás a ser como yo quiero que sean sino aceptarlos como son y quererlos, además comprendí que todo pasa por un motivo y que tengo que concentrarme en el aprendizaje que cada cosa me deja, comprendí que cada persona tiene sus propias batallas y cada uno es como es por alguna razón o circunstancia en la vida y que no debo juzgar a nadie.
Me siento libre, sin cargas, siento que puedo ser feliz, sin temor al fracaso o a la soledad, que no necesito ser aceptada por todos, siento que soy más sensible ante las personas y las cosas, trato de encontrar mi paz cuando suceden situaciones que me puedan alterar, siento que puedo amar sin límites. –