Una rápida reseña sobre los trastornos de la personalidad, como influyen en las relaciones de pareja y la importancia de la terapia centrada en una mayor consciencia del yo, del autoconocimiento y la regulación de las propias emociones. 

 El individuo está dotado de recursos biológicos y modelos operativos internos que ambos en interacción con el medio socio ambiental llevan al sujeto a desarrollar formas particulares de interacción consigo mismo y con el ambiente a lo cual denominamos personalidad.  

La personalidad es el resultado de una compleja organización de operaciones intrapsíquicas que realiza el individuo que genera una construcción activa del mundo, la organización del conocimiento y el sentido de identidad.  

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Cuando hablamos de trastornos de personalidad no es para etiquetar, reducir a una persona a la patología y condicionar a una persona a un patrón de comportamiento, sino para poder orientar la atención a las dimensiones que comienzan a funcionar desadaptativamente y causan dolor y padecimiento por un desequilibrio de los rasgos normales de la personalidad. 

Una personalidad bien adaptada es tener consciencia de su yo, metas razonables y realistas, capacidad de autorregularse emocionalmente, ser empáticos y mantener relaciones satisfactorias y duraderas, que el sujeto tenga un sentido de identidad e intimidad. 

Cuando se refiera a un comportamiento desadaptativo o trastorno de la personalidad mayormente el individuo se caracteriza por ser más rígido por el desequilibrio o exageración del rasgo y son más inflexibles,  resistentes al cambio, causan un significativo deterioro funcional y siente un profundo displacer o dolor. Afectando al menos en dos de las siguientes áreas: cognitivo, afectivo, relaciones interpersonales y control de los impulsos. 

Así como mencione anteriormente los tipos de trastorno no son para etiquetar al individuo sino para poder evaluar correctamente el tipo patológico y su modalidad de funcionamiento que es de suma importancia y una herramienta clínica para elaborar estrategias terapéuticas.  

En terapia cognitiva se orienta hacia el estudio de como la persona construye su mundo interior, sus emociones, su sistema de significados y sus estados somáticos. 

Por eso identificar el trastorno, lo que genera dolor y displacer al individuo es vital para conocer las dimensiones que lo componen y se mantienen en el tiempo. 

Entre los conceptos de intervención en Trastornos de Personalidad se encuentra el modelo de Jeffrey Young que es la terapia centrada en los esquemas. 

Los esquemas determinan como pensamos, sentimos, actuamos y nos relacionamos con los demás, son creencias profundamente enraizadas, aprendidas en los primeros años de vida, que aplicamos a nosotros mismos y al mundo.  

El ser humano posee necesidades básicas sustanciales para su desarrollo o denominadas necesidades nucleares que son: vínculos seguros con los demás, autonomía, competencia y sentido de identidad, límites realistas y autocontrol, libertad para expresar necesidades y emociones válidas, espontaneidad y juego, cuando los modelos de apego no son sanos o el cuidador primario no satisface estas necesidades básicas infantiles surgen los esquemas disfuncionales que se clasifican en cinco dimensiones: contacto y aceptación, autonomía y desempeño, límites insuficientes, dimensionalidad hacia los demás y control e inhibición. 

Los esquemas disfuncionales tempranos producen en la estructura del individuo patrones vale la re abundancia de procesamientos disfuncionales de todas las experiencias tipificadas por él como semejantes. Estos esquemas son desarrollados durante la infancia y la adolescencia y elaborados a lo largo de la vida, pueden ser disfuncionales en diferentes grados, de leves a significativamente altos, siendo en este último caso consideradas disfuncionales o desadaptativas y son cuando en la gran mayoría las personas buscan ayuda profesional, además es en el vínculo amoroso donde se expresan con mayor intensidad lo que lleva a la relación a conflictos y a funcional disfuncionalmente. 

Todos los seres humanos van a presentar algunos sesgos cognitivos con relación a las necesidades satisfechas en su infancia, porque construimos los significados de las experiencias según los propios recursos internos. 

Estos significados de las experiencias son las que determinan la realidad del individuo. Cuando las percepciones son sesgadas surgen interpretaciones distorsionadas de sí mismo y del mundo, basando sus creencias, paradigmas y constructos personales sobre éstas que generan dolor e infelicidad.  

Instintivamente el ser humano huye del dolor, pero si los recursos internos están siendo formados sobre percepciones distorsionadas tarde o temprano la vida le llevará a enfrentarse y romper estar creencias que le llevan a funcionar desadaptativamente, pero han servido en cierto momento para el individuo para adaptarse y regularse, aunque a la larga llegan a un punto de desadaptación y lo denominamos trastorno de personalidad en la clínica. 

Estas creencias tempranas aunque sean disfuncionales en este momento para el individuo puede presentar resistencias a cambiarlas porque éstas le proporcionaron un sentido, predicción y seguridad, le son cómodos y familiares y cambiarlos ahora está significando abandonar su seguridad. 

El tratamiento se compone de estrategias cognitivas y experienciales. Trabajar los modos para evitar recaídas, instalar nuevos patrones de conducta saludables con los nuevos recursos internos  que ha adquirido en el ambiente terapéutico, por eso el foco estará en el dominio de las nuevas conductas. 

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